Hace unos días, mientras miraba cómo el señor
de la librería anillaba mi tesis y me vendía los resaltadores y papelitos con
los que prepararía mi defensa, me preguntaba por qué no me habría dedicado a
anillar tesis, más que a escribirlas. Lo veía mirando para arriba mientras
giraba sus dedos con firmeza, con una paz que me resultaba envidiable.
¿Por qué me había metido en semejante problema?
Se acercaba un momento que no había soñado. Y me preguntaba: - si ya está aprobada, ¿para qué todo esto de
viajar a Rosario y presentarme ante un jurado y un público que me van a
taladrar con sus miradas? En esos días, de a poco, mi cuerpo fue tomando las
características de una alumna; mis arrugas se convirtieron en cordones
nerviosos por los que la sangre corría rápidamente. Mi estómago hablaba sin pedir
permiso y mis piernas habían vuelto a sentirse niñas, por el temblor de
aquellos tiempos en los que era atrapada
por el aparato escolar.
Finalmente, llegó el momento.
Como siempre, elegí que mi familia no me acompañara.
Y como siempre, cuando terminé, me arrepentí.
Mis amigas y compañeras de esta etapa me acompañaron, me mimaron. Alegría y mucha nostalgia por una etapa que culmina.
Cierre con aplausos y algunas lágrimas compartidas. Festejos y la pregunta final de: si seguir con el placer de escribir y pintar que me ha planteado este último tiempo o iniciar un doctorado.
Como siempre, elegí que mi familia no me acompañara.
Y como siempre, cuando terminé, me arrepentí.
Mis amigas y compañeras de esta etapa me acompañaron, me mimaron. Alegría y mucha nostalgia por una etapa que culmina.
Cierre con aplausos y algunas lágrimas compartidas. Festejos y la pregunta final de: si seguir con el placer de escribir y pintar que me ha planteado este último tiempo o iniciar un doctorado.
Por el momento, dejo la computadora para buscar
lápices y colores.
Hoy pienso jugar todo el día.
Mañana….mañana no sé qué haré…
Hoy pienso jugar todo el día.
Mañana….mañana no sé qué haré…