Me pregunto si ser romántico es un problema o una virtud.
Para alguna que otra ciencia, es un problema porque - dicen - se pierde la perspectiva de la realidad; es como una lente distorsionada de lo que ocurre en el mundo.
En realidad, ya no sé bien para quién es una virtud.
Pues yo lo soy.
Me declaro romántica de todos los colores; también del rosa, aunque no sea el color preponderante.
Mi lente aumenta las cosas de tamaño y dimensión. Y así:
Una lluvia es un diluvio;
una sonrisa, carcajada;
una lágrima, un desconsuelo;
la indiferencia, desprecio;
una batalla, la guerra;
una batalla, la guerra;
enseñar, vaciarse y volverse a llenar;
un encuentro con amigas, la última cena;
una charla con los hijos, fiesta de cumpleaños;
una planta que crece, un milagro;
un niño, la verdad de las cosas;
un mate, una bendición;
un vino, una comunión.
A veces lo disimulo tanto, que casi nadie lo nota.
Otras veces, cuando no puedo evitarlo, se quedan mirando ante mi ingenua ilusión de que aún puedo transformar el mundo. Y me siento expuesta; entonces me guardo y la fiesta sólo ocurre en mi corazón.
Decir corazón es rosa, por eso casi nunca lo utilizo.
Decir corazón no está bien visto en un texto académico.
Entonces sólo lo escribo en mi blog.
Así uso la palabra corazón y dibujo corazones de todos los colores y no me importa la cita al pie.
Aclaración: por eso Arjona no entra en mis repertorios amorosos. Nunca me gustó que le canten a mis grasas abdominales. Mi marido jamás haría una cosa así. Decires....
Aclaración: por eso Arjona no entra en mis repertorios amorosos. Nunca me gustó que le canten a mis grasas abdominales. Mi marido jamás haría una cosa así. Decires....