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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

sábado, 16 de julio de 2011

Dar es dar




Ako

En uno de sus viajes mochileros y hipones, mi hija conoció a Ako, un pibe de esos que se ganan la vida en la calle haciendo malabares y vendiendo artesanías. Hacía ya varios años que se había ido de su casa cargando en su mochila una historia de muchos institutos y poca madre.
Convivimos unas cuantas semanas. En esos días él conoció nuestra ciudad trabajando cada mañana en las esquinas que mejor pagaban con monedas.
Se levantaba a la mañana, tomábamos unos mates.
Luego, él se pintaba la cara, se colocaba una vincha en la frente con una pluma de colores. Y  salía a ganarse el día.
La noche que lo llevamos a la estación terminal, nos agradeció por haber respirado aires de familia.
Lo habíamos llevado a ver distintos paisajes de mar, ya que su primera impresión por las playas del centro lo había desilusionado. Y luego, lo que ya se sabe, cenas, mates, charlas y clases de artesanía.
Antes de irse vio un frasquito sobre un estante de la cocina. En su etiqueta decía “ayuden a Tomi”. Él sacó algunas de las monedas que se había ganado en la esquina.
Y cuando le advertí que era una estrategia de uno de mis hijos para que le banquemos sus gastos, se sorprendió y nos dijo:
-          Ahhh…yo creí que era para algún chico que lo necesitaba.

Luego, sonrió. Después rió más fuerte. Yo lo acompañé con una risa, resignada a las bromas e ironías de mi hijo. Sin darme tiempo, agregó:

-          No importa, se las dejo igual por el ingenio….que es otra manera de ganarse la vida….

Una historia chiquitita, entrañable, de un Ako que – como tantos pibes – pasaron por mi vida.
No supe más de él.
Hoy lo recuerdo con calorcito de madre.  

Los resabios del frasquito:

Más tarde, otro de mis hijos colocó un frasco al lado del de Tomy para competir con su estrategia. Y luego otro hijo hizo lo mismo. Hasta que,  como todo, fueron  perdiendo efectividad y quedaron en el olvido. 
Finalmente, cuando los Submarinos vinieron a vivir a casa terminé siendo yo la que puso un frasco que decía:
“Para los submarinos y afines. No alcohol. No drogas”
Mi intención era que se usara ese dinero en púas, cuerdas, colectivos…
La docente que hay en mí hacía esas cosas: pretendía normatizar el uso de las donaciones.

Otra historia chiquitita, de frasquitos,  que también recuerdo con la misma categoría de calor. 

viernes, 15 de julio de 2011

MUJERES DESACATADAS


Caminan por la cornisa de la ley del hombre.
No respetan formas ni contenidos.
Pierden la cabeza por cualquier cosa.
También la razón.
Aman, sienten.
Cuando se aburren, lo dicen y molestan.
No les importa. 

Sacan los trapos a la intemperie
Piensan sin reparos.
Se desconcentran,se descentran. 
Gritan cuando les duele. Rompe en llanto.
Se irritan, se ofuscan, se bifurcan. 

No pululan por ahí. Arremeten.
No husmean para ver quién viene. Encaran.
No se deslizan. Pisan fuerte.
No chusmean entre sí. Se arañan.
No piden permiso. Avisan.
No observan. Te penetran con la mirada.
No dudan. Se equivocan.
No planifican. Juegan.
No sangran por la herida. Chorrean.
No resignan el placer. Lo obtienen. 

Pierden el rumbo.
Habitan en ellas y en los otros.
Florecen y se marchitan sin pedir permiso.
A veces, en un instante. 

Cuando caen, suenan como un piano desafinado.
Pero cuando se levantan ...
...Cuando se levantan suelen ser la sinfonía mejor tocada. 


miércoles, 13 de julio de 2011

A calzón quitado...


No sé si siempre soñé con casarme y tener una familia feliz.
Si sé que Los Ingalls jamás fueron un modelo a  seguir en mis tiempos jóvenes. Aunque de más chica reconozco haber tenido algunos deslumbramientos fetichistas por esa serie...
...Esa mujer, con una capota que le borraba hasta la vagina; siempre juntando moneditas para llegar no sé a dónde….
…y él, mi  ídolo de una infancia con Bonanza temporada uno, que todo lo comprendía. TODO. ¡TODO! ¿TODO? ...Y esa sonrisa boba...y esa cara de responsabilidad ilimitada...
…las nenas, de tan buenas que eran, me resultaban inalcanzables y me hacían sentir fea y egoísta por no aportar en la casa más que mis impertinencias a la hora de rehusarme a lavar los platos, cada mediodía.
Tanto peor cuando la mayor quedó ciega. ¡Cómo envidiaba esos lentes!, porque lograron un punto de conflicto en franca ascendencia que les hacía fruncir el seño aún más  a los padres y amarrocar una mayor proporción de monedas en ese frasquito mágico.
De alguna manera también envidiaba el frasquito, por mi incapacidad de ahorro en un país que tampoco lo favorecía.
Ni qué hablar de Cándido Pérez y Señora, La Nena, Mis hijos y yo, o La Familia Falcón….
….¡juntitos, juntitos, juntitos…un padre, una madre, unos hijos y un tío solterón!
(Creo que en la canción también nombraban al perro y /o al abuelo, pero no estoy muy segura de ello. Lo mismo da)
 En aquellos tiempos no recuerdo un contra modelo de familia dentro de la oferta televisiva.  Los Simpson y Padres de Familia marcan una etapa en la que ya comenzaba a adivinar mis errores maternos.

Pero me casé y tuve hijos.
Y en los tiempos de crianza nos abrazó el amor.
Y el juego compartido.
Y los mimos.
Y apareció el frasquito que nunca terminaba de llenarse porque siempre nos ganaba la ansiedad de gastar las monedas en algo más pequeño e inmediato. En vez del viaje de vacaciones, con unos chocolates alcanzaba para satisfacer una noche de películas.
Y no hubo “lentes”, ni seños fruncidos por algún problema irresoluble.
Y muchos nos empezaron a llamar Los Ingalls. Aunque, en la medida que fue pasando el tiempo, también nos veíamos en el espejo de Los Simpson. Como les ocurrirá a casi todos, supongo.

Lo cierto es que hoy cargo con el peso de haber criado a mis hijos en un entorno de amor sabido por todos, desde el lenguaje hasta los gestos.¡Si hasta dejé de teñirme el pelo para que la tintura no atravesara la placenta y los intoxicara! 
Y ya grandes, algunos de ellos comentan en determinadas circunstancias, que tuvieron una infancia demasiado feliz y una adolescencia cómoda. Y que a la hora de resolver situaciones difíciles, se pierden un poco en la marea. Más aún, ¡cómo hacer para encontrar a alguien a quien amar durante toda la vida!, siguiendo el modelo de sus padres.

Y es en esos momentos , en los que recuerdo a una mujer con la que luché todos los años que fui directora en un jardín de infantes, porque  llevaba a sus hijos a la playa atados con una correa de perro  y permitía que cuando se quedaban solos en la casa comieran la polenta de la mascota. Y cuando yo la increpaba,  me decía que eso los iba a fortalecer de grandes, pero para eso había que criarlos sufriditos. ¿Qué será de esos niños, hoy?, seguramente portaran títulos y honores logrados a los cachetazos. Tal vez aún siguen atados del cuello de la madre. Quién lo sabe y qué más da.

Lo cierto es que tarde descubrí que no existe la educación perfecta,
ni la vida sin bemoles,
ni la leche sin pelos
ni el pajar sin agujas.

Y que el que amanece más temprano, sólo  se perdió un buen  desayuno en la cama. 

lunes, 11 de julio de 2011

Eventos circulares


Me dejaron seca. Helada.
Me chuparon toda la energía.
Casi  me dejaron sin habla.
Pero aquí estoy.
Poniendo yerba nueva y sacudiendo la modorra.
Intentando seguir el día a día.

Ahora caliento el agua para darme un buen baño.
Y me endulzo la boca con un buen terrón de azúcar.
Y mañana. Sí, tal vez mañana:

¡A empezar de nuevo!

Para que me dejen seca. Helada.
Y vuelvan a chuparme toda la energía.
Y me dejen sin habla.
Pero allí estaré.
Poniendo yerba nueva y sacudiendo de nuevo la modorra. 

Una y otra vez. 

domingo, 10 de julio de 2011

Algún día será un óleo....























En realidad no me dijo nada.
Sólo me miró, pero estaba enfurecida con esta ocurrencia mía de haberla pintado al pastel. ¡Y encima con esos colores…tan tristes!
Así que tuve acceder a sus caprichos de mujer de acrílico para que no entrara en esos silencios profundos que sólo servirían para debilitar la Serie de Mujeres.
Estoy segura de que lo que más le disgustó fue que le pintara las pupilas como si estuvieran manchadas.
Sé que mucho no la va con esas cuestiones del arte contemporáneo.
Le parece desprolijo. Un mamarracho. Lo adivino en sus ojos.

Y aquí está, un poco más colorida, aunque sin sacarme la mirada de encima.
Creo que no dí en la tecla con los colores que ella hubiera deseado.
Tampoco con la orientación en vertical. 
Porque no entiende que todo depende del el ángulo desde donde las cosas se miren. 
Pero, así seguirá.
Sólo puedo leer en sus ojos disconformidad y enojo.
Confieso que hice todo lo que pude, a pesar de no estar en mis mejores días.
¡Si aunque sea gritara, gruñera o llorara desconsoladamente!
Pero no.
El único ruido que le he escuchado últimamente ha sido un largo y profundo  suspiro que viene desde sus entrañas.
Alguna vez hablará….
Y cuando llegue ese día, juro que la pinto al óleo en una tela del tamaño de esta ventana.
Y horizontal. Para que se quede tranquila.