- A veces creés que el otro no quiere; pero cuando descubrís que, en realidad, no puede, recién empezás a verlo.
- A veces creés que los otros no te registran; pero cuando descubrís que sos vos la que ponés distancia, te aflojás y te predisponés a recibir.
- A veces creés que esos otros tan importantes son inalcanzables; pero cuando descubrís que también cagan, salís a comprar papel higiénico cantando en voz alta.
- A veces creés que esas miradas te juzgan; pero cuando descubrís que sólo te escuchan juzgando lo propio, por fin hablás sin culpas.
- A veces creés que los que golpean fuerte sobre la mesa, tienen certezas; pero cuando descubrís que golpean sobre sus propias inseguridades, te dan ganas de abrazarlos para que se recuesten en vos.
- A veces creés que los que no dicen nada, son callados por naturaleza; pero cuando descubrís que no paran de hablarte con la boca cerrada, rezás para que estallen de una vez por todas, sólo por su bien.
- A veces creés que los que retan, insultan y desprecian no le tienen miedo a nada; pero cuando descubrís que eso es lo que han vivido de niños, los acunarías para que aprendan el calor de un mimo.
Quizás mañana reciba un huevo de pascuas de alguien que no esperaba.