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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

martes, 15 de marzo de 2011

Lágrimas en pequeñas dosis

Dicen que somos, en gran parte, líquido.
Ese líquido es un mar de lágrimas.
Lágrimas contenidas por un cuerpo que las abarca y dosifica. Cuerpo filtro que se abre cada tanto para que salten inesperadamente y te vacíen tan sólo un poco.
Si las lloráramos todas juntas, nos secaríamos y no quedaría nada. Por eso, la distancia cotidiana con el otro, la simulación, el respeto, la ubicación, el recato, la diplomacia, los rituales.
Tengo lágrimas que estallan por salir, pero este aparato dosificador que es el carácter, las suelta sólo en el momento adecuado.
Lágrimas de agradecimiento, de admiración, de compasión, de pena, de alegría, de ternura, de tristeza, de incertidumbre y de miedo.
Todo nosotros somos lágrimas guardadas.

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