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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

lunes, 28 de marzo de 2011

Se trata de palabras

No se trata de adaptarse o no a los nuevos escenarios que se nos aparecen; se trata, algunas veces, de la nostalgia del lenguaje. De querer decir “botella de leche”, “bidón de kerosene”, “figuritas abrillantadas” en algún momento del día. No es que no pueda adaptarme a “dar un toque en el Facebook”, a “retwittear a alguien” o a descargar “codecs de audio y video gratis”. Sólo que a veces uno desearía decir cotidianamente otras palabras porque resuenan en otros lados que acarician la memoria.
El lenguaje pone brechas entre generaciones y hay que remar día a día para no asemejarse al Yavhev de la torre de Babel. Ya casi no digo “fósforo” o “radio grabador” y está bien que no necesite hacerlo. Pero las palabras; a veces, extraño las palabras.

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