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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

sábado, 26 de marzo de 2011

La Plaza


Más allá de las expresiones que se visibilizan en las plazas, sobre todo en eventos tan significativos como los de mantener viva la memoria, hay quienes también atraviesan esa euforia de volver a creer, pero en su plaza de adentro. Esa que pertenece al país interior que hemos ido construyendo en nuestros deseos. Por distintos motivos y porque somos un país complejo y diverso, algunos compartimos a veces esa euforia cuerpo a cuerpo, entre la multitud y la muchedumbre y otras, levantamos carteles y pancartas desde nuestra plaza interior, expectantes al día en que seremos protagonistas de un voto que nos mantenga en este proyecto, en esta ilusión que poco a poco se concreta. Todo sirve, menos la indiferencia.

La plaza de adentro


Verso escolar para recitar en la escuela de la memoria.

Llevo la plaza por dentro, habitada de palomas
y de gritos y de madres; y de niños y de aromas
Llevo la plaza por dentro, cada vez que estoy hablando,
porque la plaza es mi idea de lo bueno y de lo malo

La plaza que está en mi alma, tiene árboles frondosos
y banderas que flamean y colores que son todos
la plaza que está en mi alma está en plena ebullición
casi nunca está callada esperando la función.

La plaza de mi país soporta vientos y lluvias,
es tiempo, historia, penurias y alegrías encontradas
la plaza de mi país tiene un clima soberano,
son minutos de silencio tomaditos de la mano.

En mi plaza se adivinan palabras y melodías
de voces que no han prohibido, porque han quedado sin vida
En mi plaza se adivina todo lo que pudo ser
Y por eso la memoria nos obliga a renacer.

1 comentario:

  1. Esa plaza continúa siendo testigo de innumerables aventuras. Allí aún perduran los aromas, colores y sonidos de mi infancia
    Esa plaza, que pertenece al país, de niña la transité jugando,
    de joven la transito marchando bajo la bandera del “Nunca más”.

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