Querido lector: sabrás que la palabra “experimento” significa para el diccionario: “probar prácticamente la eficacia y propiedades de una cosa; sentir algo como un cambio o un sentimiento”
Pero si te tomás el atrevimiento de cambiar tan solo la letra “t” por la “d” - ¡mirá qué poquito te estoy pidiendo! - observarás cómo te cambia la geografía. Y de pronto, sin saber por qué, te encontrás en San Luis preguntándote cómo una sola letra puede provocar tanto alboroto.
Experimendo no está en el diccionario ni en los libros; no te da puntaje, ni otorga premios. No se propone objetivos, ni se plantea metas; no tiene prólogo ni epílogo.
Experimendo es simplemente:
el sol adelante, la luna detrás;
abrir y cerrar la tranquera;
nutrir los duraznos;
descubrir el uvasal;
la plaza del pueblo;
una casa que rueda sorteando curvas al compás de la cumbia;
un réquiem, un madrigal;
una amo con tres perros hablando en alemán;
un estallido de carcajadas que acaba con tus mandíbulas;
poesía y desparpajo, en el mismo momento;
escenarios que parecen inventados, pero que están ahí aunque no lo creas;
un bombón con motor de cosechadora;
un puchero dividido en dos;
una palabra que te llega hasta la médula y te deja las orejas más grandes que la lengua;
un silencio profundo a la luz de la luna - llena - única;
una guerra de uno contra todos hasta que te dan el permiso de revertirla;
abrazos osos y agarradores;
una niña perfecta que parece de celulosa y sin embargo es de piel;
palabras que salen sin pedirle permiso a la Norma;
un piropo que te deja colorada;
un niño fastidioso que quiere comer puchero;
siete acertijos que encuentran respuesta y allá ellos lo que harán con ese hallazgo;
una fórmula secreta para practicar cada mañana.
Experimendo… ¡es un roscazo al corazón!
¡Gracias, Casero!
En los pequeños actos de la vida cotidiana suceden las cosas que verdaderamente nos importan. Las rupturas y discontinuidades que irrumpen cada día son las que hacen que los recordemos a unos, más que a otros. Mi intención en este blog, es la de acopiar historias, relatos, reflexiones, anécdotas, sensaciones que privilegien el día a día, para que alguna vez puedan ser contados.
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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.
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ufffff, me arrancaste un suspiro y un lagrimón!
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