En los pequeños actos de la vida cotidiana suceden las cosas que verdaderamente nos importan. Las rupturas y discontinuidades que irrumpen cada día son las que hacen que los recordemos a unos, más que a otros. Mi intención en este blog, es la de acopiar historias, relatos, reflexiones, anécdotas, sensaciones que privilegien el día a día, para que alguna vez puedan ser contados.
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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.
domingo, 17 de abril de 2011
Domingo lluvioso
Tomar mate con facturas
Ver películas,
Calentar un poco el agua y cambiar algo de yerba
Tomar mate y retomar la película.
Ver Friends mientras tomás envión para levantarte,
Engancharte con una película empezada que retrasa tus decisiones.
Dejar que los ojos vayan cayendo al sueño de media mañana.
Despertarte con la tele prendida, apagarla.
Levantar correos, ver qué pasó en Facebook.
Escribir ciento treinta y nueve caracteres en Twitter.
Ver Friends mientras tomás envión para levantarte.
Llenar la pava con agua y calentarte unos mates con yerba nueva.
Volver a la cama a esperar que pare la lluvia un poco.
Acurrucarte ante el sonido y echar una siestita de diez minutos.
Ver una película en Cuevana.
Dejarla cargando, mientras lees algunas páginas del libro.
Chatear con alguno que está igual que vos.
Calentar el agua de nuevo. Ir al baño.
Comer algo de lo que quedó de ayer. Pensar en cocinar.
Seguir pensando en otras cosas.
Ver Friends y ponerte el límite de que cuando termine, vas a hacer algo.
Trabajar un poco en la cama, dibujar.
Recordar cuando los chicos no te permitían esas licencias y acurrucarte aún más.
Pensar en los días agitados de la semana y hundirte en el colchón rodeada de almohadones.
Hacer zapping, apagar la tele.
Hacer programa para la tarde, unos llamados telefónicos sin mucho entusiasmo.
Dibujar, escribir, dar vueltas y encontrar otras posiciones aún más cómodas.
Prender la tele, ver Friends y ahora sí, cuando termine la escena en la que Chandler se casa con Mónica y Rachel se queda pensando en que está embarazada de Ross, te levantás para calentar el agua y hacerte unos ricos mates.
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No sigo friends... a todo lo demás adhiero... está genial! jaj
ResponderEliminarme gustó el par q leí...
beso
Yo tampoco lo quisiera ver. Es una serie que tiene muchos años, pero parece inevitable que - como la conozco tanto - cada vez que aparece en uno de esos domingos, la vuelvo a ver y ya ni sé si me gusta!
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