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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

viernes, 22 de abril de 2011

SER DOCENTE l


Soy un nervio vivo. Siento acá, las cosas que me pasan, me atraviesan. Me conmuevo, me asombro, me ilusiono, me proyecto, mi inundo de emociones, creo en cambiar el mundo. Mi psicoanalista me lo dijo el día que me conoció. Mi romanticismo distorsiona mi visión del mundo. Pero cuál es la visión correcta, me pregunto. Cada día que entro a dar una clase siento la ilusión de que, aunque sea un alumno, va a sentir la responsabilidad y el placer que significa ser docente. Cada vez que entro al Ministerio me conmueve pensar que estoy trabajando para mejorar la educación de nuestro QUERIDO PAÍS.
(Sé que un poco de oscuridad al relato no le vendría nada mal; un toque de desencanto, de hastío, de existencialismo. No, esta vez. Lo lamento joven lector).
Leo las evaluaciones que me llegaron desde La Pampa, cuando tuvimos tres días intensivos de talleres con docentes. Allá fui, en el mes de febrero, con mi costilla rota – producida por ese romanticismo que a veces me juega en contra -; con mis valijas a cuestas, llenas de libros y de telas, de sombreros y de cintas. Sabía que era una locura. Me lo decían, me lo dije.
Pero hoy me siento feliz de haber hecho aquel viaje, porque sé que por aquellos llanos de nuestra pampa húmeda, hay docentes que han ambientado nuevos espacios para sus niñ@s; que han utilizado ambientes antes en desuso para darle lugar a los lenguajes artísticos; que han recibido al otoño sin ese árbol de papel afiche con hojas cayéndose, amarillas y en cambio, se han sacado fotos en los árboles del lugar…con ese maravilloso Caldén que tienen por árbol; que están pensando en aquellas preguntas que quedaron resonando en el aire: ¿qué docente necesita el niño, hoy?, y ¿en qué niño piensa el docente cuando realiza una propuesta?
La docencia es un arte que no deja de maravillarme. Si. Sin dudas, la docencia es un arte. Es pasión, es amor, es entrega.
Y en respuesta a lo que muchos de los que leen deben estar pensando: me gusta ser ingenua y no haber madurado, porque, a veces, con la madurez, llegan:
el desencanto,
el reparo,
la sospecha,
el resguardo,
la tibieza,
la llovizna,
la soberbia,
la sabiduría.
Y yo no sé nada.

1 comentario:

  1. Ser docente es una invitación cotidiana a llevar adelante un sueño...a sentirse un artista en escena, con el corazón galopando y la ilusión siempre activa...
    Ser docente es una terapia para mi, es la posibilidad de ver la vida fluir y ser parte de ella.
    Cuál es mi sueño? que mi pasión los atrape y los lleve a seguir creyendo...que se puede siempre más, que no es en vano ir por una utopía, que hay un arco iris que nos lleva a mejores días, que es maravilloso entregarse pleno, todo, sin guardarse nada....

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