Me dejaron seca. Helada.
Me chuparon toda la energía.
Casi me dejaron sin habla.
Pero aquí estoy.
Poniendo yerba nueva y sacudiendo la modorra.
Intentando seguir el día a día.
Ahora caliento el agua para darme un buen baño.
Y me endulzo la boca con un buen terrón de azúcar.
Y mañana. Sí, tal vez mañana:
¡A empezar de nuevo!
Para que me dejen seca. Helada.
Y vuelvan a chuparme toda la energía.
Y me dejen sin habla.
Pero allí estaré.
Poniendo yerba nueva y sacudiendo de nuevo la modorra.
Una y otra vez.
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