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ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA

ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.

viernes, 24 de junio de 2011

MUJERES

Mujeres. Tan universal, tan común, tan nombrado
Mujeres. Con la M de misterio, pero también de madre, de matrimonio, de mina, de muchas.
 La humanidad lleva siglos escribiendo y hablando acerca de las mujeres.
 ¿Qué se puede escribir que ya no se haya dicho, desde el humor o la tragedia, por mencionar un contraste, aunque más no sea?
 Todo. Se puede decir todo, aún.
Y no alcanzaría para comprender.
Y cuando uno no alcanza a comprender debe seguir hablando y hablando.
¿Cuántas voces puede tener una mujer?, ¿la de su madre, de su padre, de sus abuelos?, ¿la de su hermanos mayores, sus tíos solteros, su maestros?; ¿la de los personajes que más ha amado u odiado en su infancia?; ¿las de las novelas, las historietas o la misma realidad?; ¿la de las vecinas de su infancia, las amigas de su madre, las que embobaban a su padre?
Esas y más. No hay números cuando hablamos de mujeres. Porque los números son cárceles, casilleros que nos hacen predecibles. Y de esa manera podría estimarse que cuando llora una mujer lo hace por esta, o esta o esta razón.
1-¿Llora porque está triste?
2 - ¿Llora porque está alegre?
3 - ¿Llora porque se siente impotente?
Sin duda que no podríamos ajustarnos a los números. Porque cuando llora una mujer, o cuando ríe, o cuando se enoja, estallan los motivos y aparecen como borbotones que siempre nos sorprenden.  Se cruzan, se entremezclan. Se dicen y contradicen.  Y si el llanto salió por algún motivo inmerecido, una vez que se abrió siempre hay otros motivos que pueden acompañarlo. Jamás derrochamos una lágrima sin un motivo, aunque no sea propio.
En realidad nunca he escrito sobre las mujeres intentando definir o teorizar, nada. Porque es un terreno peligroso, en donde cualquier concepto es factible de ser estrangulado en manos de las propias mujeres que, por identificación y oposición, se sientan agraviadas o demasiado expuestas, quizás.
No me gustan las tesis sobre las mujeres. No me gustan las tesis, en general. Porque siempre hacen foco en algo muy preciso. Y mujeres es un recorte planetario. Cósmico, si se quiere.  
Por eso las pinto. Pinto mujeres. Y cuando aparecen los ojos, con esa magia que nos da el lápiz; en ese preciso instante, comienzan a decirme algo. Eso me ayuda a comprender un poco más. Luego se presentan y me dicen su nombre. Y no puedo evitar mirarlas una y otra vez prometiéndoles vida. No abandonarlas.
 Las teorías acerca de las mujeres siempre han sido y serán incompletas, por más que las ciencias avancen y nos metan chips en la cabeza y nos observen atentamente con las mejores nano-tecnologías.
Lo que hace un poco más comprensible, alcanzable y palpable a una mujer, son sus narrativas. Son aquellas cosas que dice acerca de los temas más triviales de la vida. Es en  un comentario, una apreciación, una certeza, una pregunta, un pedido, que podemos encontrar alguna llave posible para entrar al fascinante mundo de las mujeres.
Por eso, ¿cuántas mujeres nos habitan?
No es una pregunta que se pueda responder con números.
No es una pregunta que se pueda responder.
No es una pregunta.
No es una.
No es.
No.


1 comentario:

  1. Si.
    Si es.
    Si es una.
    Si es una pregunta.
    Si es una pregunta que se pueda responder,
    Si es una pregunta que se pueda responder, aunque sea sin números.
    Por eso ¿Cuántas mujeres nos habitan?
    INFINITAS!
    Beso Flavia

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