Trastornar lo obvio y ensanchar lo posible, dice Jorge Larrosa. Me parece una frase potente, arriesgada, provocativa, convocante. Por eso – a veces - la uso como una lupa, como unos lentes con los que intento mirar la vida. Repletos de obviedades y cercados por el espacio concreto de la vida cotidiana, cada mañana, al despertarnos, encontramos un marido a nuestro lado, un mate para iniciar el día, unas tostadas, algo de fruta. Pero si al despertarse, uno pudiera retener esa frase antes de abrir los ojos, tu marido no sólo sería tu marido, tu mate no sólo sería un mate y lo mismo sucedería con el pan y con la fruta.
Quizás tu marido podría ser esa persona con la que aún seguís eligiendo compartir tu vida; el mate, un momento compartido al que desearías volver si ya no te fuera posible; las tostadas y la fruta, un indicio de que al fin te decidiste a hacer las cosas bien, porque la vida es un regalo que hay que cuidar.
En los pequeños actos de la vida cotidiana suceden las cosas que verdaderamente nos importan. Las rupturas y discontinuidades que irrumpen cada día son las que hacen que los recordemos a unos, más que a otros. Mi intención en este blog, es la de acopiar historias, relatos, reflexiones, anécdotas, sensaciones que privilegien el día a día, para que alguna vez puedan ser contados.
Vistas de página en total
ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
ESCRITURA ESPONTÁNEA Y ROPA VIEJA
Unas veces, salen sin pedir permiso y te piden que las pongas en algún lugar, como si estuvieras hablando y a las palabras se las llevara el blog. Otras veces, las encontrás en borradores que habías descartado y las ponés así, revueltas, desordenadas, como la ropa vieja que se cocina con lo que quedó de la noche anterior. Palabras que desean tocar, pellizcar, acariciar, poner la oreja y encontrarse con otras que al igual que ellas desean salir de alguna garganta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario